A Purito y Sanito los une todo el tiempo la necesidad de jugar en torno a la felicidad y una sana amistad, los carros, las pelotas y todos los juguetes pone a Purito a soñar, en un mundo de fantasía mediante un hormiguero y aeronaves que lo conduce a la estratósfera para el rescate de Sanito que se pierde en busca de los juguetes, una vez aparece con los juguetes se divierten hasta ser los niños más felices del mundo, situación que los conlleva a impartir canciones con el público notando Purito que entre los niños asistentes hay unos desobedientes, otros groseros y otros peleones, esto porque percibe la presencia del Ogro que sólo aparece, según su mamá en dichos casos. Abandona entonces con gran preocupación el intercambio de canción con los niños y huye despavorido. Efectivamente llega el Ogro buscando desesperadamente los niños de los juguetes; Sanito le da voz de aliento a Purito aduciendo que El Perro Chiflado “Don Lucrecio” le ayudará porque es grande, fuerte y sabio según los dones que le ha dado el bosque atreves de los años. Efectivamente este le da a Purito herramientas para derrotar al Ogro: cantar con amor y felicidad hasta nunca parar siendo esta la única posibilidad de derrotarlo. Finalmente gracias a la sabia enseñanza de Don Lucrecio el Ogro logra ser privado por los cánticos permanentes del público asistente y cuando despierta ha reflexionado y quiere ser el gran amigo de todos los niños y se une a los juegos y canciones con toda alegría.
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